8 SIG y Sociedad
8.1 Sociedad de Geoinformación
Ya desde hace muchos años, los sistemas de información geográfica están establecidos en la política y economía. Como herramientas para la planificación espacial y el análisis de posicionamiento, para las políticas de medio ambiente, protección de la naturaleza. En general, se han vuelto imprescindibles hoy día. En años recientes, los geobrowsers han ganado “territorio” en todos estos ámbitos. Pero hace poco conquistan esferas cada vez más amplias de nuestra vida cotidiana y por lo tanto no solo generan una fiebre de oro en el mercado de la geoinformación. La “Geospatial Web” (GeoWeb) es un entorno determinante, que posibilita el éxito social de la geoinformación y que genera muchas aplicaciones nuevas (los llamados “geomedios”). En cada vez más situaciones de la vida cotidiana, los geomedios facilitan la comunicación relacionada con el espacio entre política y ciudadanos, economía y consumidores, y en realidad en casi cualquier relación interhumana.
La geoinformación penetra de un modo creciente nuestra vida cotidiana y recibe cada vez más importancia para la organización de ella. En esto, la GeoWeb, igual que el internet, requiere participación. Sean redes geosociales, proyectos de mapeo colaborativos o la búsqueda local – participar es mejor que quedarse sentado, porque el “prosumidor” es el nuevo consumidor. La difusión de los geomedios en todas las áreas de la vida se efectúa no sin consecuencias amplias para los campos de acción sociales, particularmente nuestra experiencia espacial cotidiana.
8.1.2 Realidad Aumentada
En el futuro, la Augmented Reality (AR) ampliará esencialmente nuestra percepción del espacio. Los smartphones, al lado del acceso móvil rápido a internet, han alcanzado capacidades de cálculo que posibilitan una georeferenciación y superposición de imágenes virtuales y reales en tiempo real. En el campo visual de la cámara de celular, puede ser superpuesta información adicional gráfica y/o textual. Hasta ahora, para tales aplicaciones era necesario un receptor GPS, un ordenador móvil en mochila y unos anteojos cibernéticos – hoy basta con un smartphone con receptor GPS y cámara. A través de un acceso móvil rápido a internet, los dispositivos se conectan con un geobrowser y conectan los contenidos relevantes con la imagen de la cámara (Figura 8.2). En un futuro cercano también será posible la superposición de videos o Live-Streams, lo demostró Agüera y Arcas (2007) de Microsoft ya a principios de 2010 en la conocida TED Conference en Long Beach, California.

En vez de enriquecer lo visible y presente con informaciones, con AR también es pensable una perspectiva a lo invisible o pasado, por ejemplo, a edificios tapados, espacios interiores o construcciones destruidas. Muchos ofertantes de servicios locales de información como Layar y Yelp ya están experimentando con aplicaciones AR móviles. Los “paseadores AR” pronto podrán descubrir notas virtuales y bonos de descuento en las fachadas de vidrio de los negocios, que los invitan a una visita y un cappuccino de descuento. Estos avisos solamente los podrán descubrir los clientes AR – porque ellos tienen el séptimo sentido espacial.
8.1.3 Juegos de Video con uso de Localización
Un número creciente de juegos digitales usa dispositivos de radio móvil, geobrowsers móviles y receptores de GPS integrados para la vivencia de juego. La combinación de estas tecnologías posibilita crear situaciones de juego que conectan mundos virtuales y reales. Ellos convierten el entorno cotidiano en un mundo de fantasía y de entretenimiento. En los juegos móviles de “mixed reality”, los juegos actúan en el espacio real y en el espacio virtual al mismo tiempo. Los geobrowsers móviles juntos con la comunicación móvil son los componentes clave para la transmisión en tiempo real del transcurso del juego a otros participantes.
Los geobrowsers móviles posibilitan la localización espacial y la visualización de los movimientos de los jugadores. Los jugadores a través de ello pueden orientarse en el campo de juego virtual-real (location awareness) y pueden reaccionar con los movimientos de otros participantes, aunque éstos estén fuera de su alcance visual. Esta superposición digital de espacio y mundo virtual es el elemento núcleo de los juegos relacionados a lugares. En la mayoría de los casos, los jugadores solo obtienen una imagen incompleta de la situación espacial, para fomentar más tensión y acción estratégica en el transcurso del juego. Un ejemplo bastante fácil de reconocer de este tipo de juegos es el conocido Pokémon Go (Figura 8.3).

Para los desarrolladores de los juegos digitales, a través del empleo de la tecnología de la geoinformación se abren nuevas posibilidades de fundir mundos virtuales y reales en paseos de descubrimiento, juegos de búsqueda, competencias de equipos y juegos de persecución interactivos y relacionados al espacio. Aún más allá llega la conexión con redes sociales, como lo sirven Foursquare y Gowalla. Estos juegos unifican juegos móviles con servicios de información local. Las aplicaciones premian a sus usuarios con bienes virtuales cuando “embarcan” en un lugar.
Muchos de los “Location-Based Games” son y fueron proyectos de investigación, pero algunos como Tourality ya están en su camino a conquistar el sector de tiempo libre y entretenimiento. Tienen el potencial para establecerse en el futuro como actividad atractiva de tiempo libre con un factor alto de diversión y aventura y para servir un público moderno urbano.
8.1.4 Servicios Móviles con Relacionadores de Localización
Un componente esencial de la Geoweb son aplicaciones móviles de internet, que usan una localización basada en GPS. Estos Location-based Services (LBS) móviles posibilitan a cada usuario el acceso a información relacionada al espacio con referencia a su contexto de acción actual condicionado por su situación. Los LBS por lo tanto son considerados las aplicaciones para la gerencia y la coordinación de personas, lugares y actividades en la sociedad de redes (Raper et al. 2007).
La cantidad de Location-based Services apoyados por GPS actualmente está creciendo sin parar. Según las previsiones del mercado de servicios de localización del post COVID-19, el tamaño del mercado de servicios de localización se valoró en $44,95 mil millones en 2021 y se prevé que alcance los $318,64 mil millones de dólares en 2030, creciendo a una CAGR del 23,4 % de 2020 a 2030 (Rake y Wadodkar 2021).
Hoy en día, mapas, navegación y búsqueda local pertenecen a las aplicaciones más populares en los smartphones, solamente después de juegos y noticias. Por lo tanto, los teléfonos celulares hoy en día se convierten cada vez más en dispositivos de información móvil y personal. La referencia al lugar y el uso de geoinformación, para estos servicios juegan un rol importante. Los servicios móviles relacionados al lugar (Location-based Services), ya desde el año 2000 son vistos como “aplicaciones mejor vendidas”. Después de que los servicios relacionados al lugar han pasado períodos largos en la sombra al margen de los portales de información local, ahora parece que más y más se desplazan hacia el centro de la economía de geoinformación. Desde la navegación móvil, sobre portales de recomendaciones relacionados al lugar y redes geosociales hasta el Urban Computing – la geoinformación móvil conquista la vida cotidiana. Por ejemplo, es bastante recurrente en las áreas urbanas el uso de servicios como Waze (Figura 8.4) o Google Maps para encontrar en tiempo casi real las mejores rutas para transitar en automóvil.

A través de anchos de banda más amplios, una mejor cobertura de superficie y modelos de tarifas más atractivos para el Internet móvil, las aplicaciones móviles hoy en día por fin alcanzan al mercado masivo. Particularmente en la economía de tiempo libre y turismo, los servicios de geoinformación móviles son bien recibidos. Allí, pronto reemplazarán en grandes proporciones los medios de información anteriormente móviles pero análogos, como el mapa de excursiones.
8.1.5 Mash-ups de Mapeo
Otro componente más del Geoweb son las Application Programming Interfaces (APIs), las cuales posibilitan a los usuarios de los geobrowsers a facilitar acceso para todos a sus servicios y emplear éstos otra vez para nuevas geo-aplicaciones. Las APIs posibilitan un acceso homogéneo a los datos georeferenciados de los geobrowsers y la creación de nuevas aplicaciones. Estas llamadas ‘mapping mash-ups’ (combinaciones de mapeo) juntan las potencialidades de los geobrowsers con nuevas fuentes de datos. Por ejemplo, tomando los servicios de Trends Map donde se ofrece, analizar cualquier tema globalmente o por región en detalle. Crear visualizaciones únicas basadas en mapas que muestren la actividad de los tweets en un país, una región o el mundo. Potentes herramientas de consulta y filtrado le permiten centrarse en su área de interés particular.
Las Mash-ups son aplicaciones Web que combinan los contenidos de diferentes fuentes de modo nuevo, de forma que el usuario casi no lo nota. Muchos Mash-ups ofrecen una API para crear otras Mash-ups a partir de ellas. Casi la mitad de todas las Mash-ups en el Internet son denominadas como Mapping Mash-ups (Novak y Voigt 2006).
Un ejemplo es la aplicación Eye on Earth que fue desarrollado por la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, siglas en inglés) junto con Microsoft. Lleva las evaluaciones de la EEA acerca de la calidad del agua (WaterWatch) en las costas de Europa y la calidad del aire (AirWatch) directamente a las viviendas de los ciudadanos. “WaterWatch” y “AirWatch” son usados por los ciudadanos a menudo en la época de las vacaciones, para comprobar la calidad del agua y del aire en el lugar de destino. De este modo, la EEA puede informar a los casi 600 millones de ciudadanos de la Unión Europea de modo actual sobre el aire y el agua en toda Europa. Sea la calidad del aire en su jardín o la calidad del agua en el estanque cercano, la EEA parte de que a través de esta información también se logra una activación de la comunidad en el nivel de cada uno.

Más que 2500 ejemplos de Mapping Mash-up pueden ser encontrados aquí: http://www.programmableweb.com/tag/mapping
8.2 SIG y Sociedad
Todo uso de una herramienta ya sea un taladro de dentista o una motosierra, conlleva una cierta responsabilidad. Los profesionales de la información geoespacial deben ser conscientes del poder y el impacto que la geoinformática tiene en la sociedad. No podemos hablar de todo el espectro de la evaluación de la tecnología ni queremos pasar de un enfoque tecnológico positivo a lo contrario. En su lugar, queremos centrarnos en las posibilidades que ofrece la Geoinformática para resolver problemas apremiantes de la vida sin dejar de lado sus implicaciones negativas y sus riesgos.
En 1995, Eric Sheppard escribió un notable artículo titulado “GIS and Society”. En él afirmaba que la geoinformática no es una tecnología de valor neutro, ni las innovaciones deben realizarse dentro de una burbuja tecnológica. Por el contrario, el uso de las tecnologías geoespaciales debe considerarse un proceso social.
Sheppard no pudo prever que Google lanzaría su servicio de mapas diez años más tarde y definitivamente no pudo predecir el primer iPhone, que se lanzó 12 años después de la publicación de su artículo. El iPhone puso un ordenador de sobremesa con receptor GPS en los bolsillos de millones de personas de todo el mundo. Sabiendo que precisamente las tecnologías de la geoinformática tienen una gran influencia en la evolución de la sociedad, es necesario abordar el tema de las implicaciones sociales de la geoinformática.
En los apartados siguientes analizaremos distintos escenarios en los que los SIG han impactado en la sociedad y cómo este impacto a retroalimentado la evolución de los SIG. Se intentará explorar las implicaciones de los SIG en la sociedad. Usted será llevado por reflexiones sobre las tendencias recientes de los SIG y las cuestiones éticas relativas a estos y la sociedad, de modo que pueda llegar a esbozar posibles soluciones.
8.2.1 Modelos de negocio en la GeoWeb
Un número cada vez mayor de aplicaciones de Internet pasan de mostrar simplemente datos en un mapa base a mapas inteligentes que integran sencillas herramientas de análisis y parámetros de visualización. Un ejemplo es la plataforma web ArcGIS Online de ESRI.
La mejora constante de estas aplicaciones, aparentemente gratuitas, no se realiza por pura filantropía, sino que está respaldada e iniciada por grandes empresas con modelos de negocio exitosos. Para hacer frente a la creencia generalizada de que estas aplicaciones son realmente gratuitas, echaremos un breve vistazo a estos modelos de negocio:
Al proporcionar geo-navegadores como Google Maps, Here o Bing Maps, las empresas tienen que hacer frente a elevados costes de adquisición e integración de datos espaciales, así como de funcionamiento de la infraestructura informática. A diferencia de los modelos de negocio clásicos, cuyo objetivo es producir y vender productos de geoinformación, estas empresas siguen reglas basadas en el marketing: al proporcionar geo-navegadores y API gratuitos y, por tanto, ampliamente utilizados, facilitan el desarrollo de aplicaciones. Si una de estas aplicaciones tiene éxito, gana usuarios y crea atención. Al vender esta atención de los consumidores en el mercado de la comercialización, la empresa proveedora crea ingresos. Al mismo tiempo, recogen datos de los usuarios, como información temporal y espacial y datos de comportamiento. Estos datos pueden utilizarse para caracterizar a los usuarios, lo que aumenta el valor de sus datos de consumo. Por lo tanto, se puede concluir que los usuarios no pagan dinero por el servicio, sino con atención, datos espaciales y temporales.
Además de este enfoque basado en el marketing, las empresas proveedoras tienen otra estrategia. Al proporcionar un geo-navegador pretenden crear un “hábitat” en el que los usuarios no quieran moverse y que implemente algunas barreras a la libre circulación. Un ejemplo excelente es ArcGIS online de ESRI: al proporcionar un geo-navegador que ofrece un número restringido de funcionalidades, “prepara el camino” para que los usuarios se suscriban a la suscripción de pago que incluye una licencia de escritorio. Esta estrategia también se ve reforzada por algunas especificaciones técnicas como los formatos de archivo utilizados. Algunas empresas de software todavía tienen interés en los formatos de archivo propietarios y en las API no abiertas, con el fin de crear un umbral en sus “hábitats”.
8.2.2 Participación
Las aplicaciones del GeoWeb desempeñan un importante papel en la mejora de la participación ciudadana en temas políticos y sociales, así como en la ordenación del territorio. Permiten acceder a esa información sin necesidad de tener conocimientos de SIG o de informática.
La Geoweb también integra muchos enfoques del área del software social y por lo tanto cambia la producción de geoinformación dándole un giro completo al sistema tradicional de la producción de geoinformación. Hasta ahora, la producción de geodatos y mapas era una tarea de cartógrafos y geógrafos profesionales con peritaje en el área de los sistemas de información geográfica. Los oferentes públicos y privados de servicios de geodatos eran las instituciones dominantes para la producción y distribución de productos de geodatos.
Hoy en día, cada vez más servicios de redes sociales integran funcionalidades de geo-tagging o se basan completamente en el enfoque del mapeo colaborativo. Sus miembros comparten, comunican y comentan experiencias del espacio cotidiano mediante informaciones georeferenciadas. Esto quiere decir que ellos conectan (“tagging”) informaciones generadas por usuarios con referencias espacialmente explícitas, lo que se llama “geo-tagging”. Estas prácticas también son resumidas bajo el término “Neogeography” (Turner 2006; Hudson-Smith et al. 2009; Rana y Joliveau 2009). El usuario o consumidor se torna en un ‘Prosumidor’ que puede saltar entre recepción, producción y coproducción de contenidos (Tapscott y Williams 2007). Con un geobrowser como Google Maps o Bing Maps, casi cualquier tipo de información digital puede ser dotada con un geocode – por ejemplo, una dirección postal o una coordenada. Ya hoy día se hallan en muchas fotos, vídeos, noticias y entradas de blog que se publican en Internet. El geocode permite el ordenamiento, búsqueda, análisis y visualización de contenidos digitales, relacionado al espacio.
Aquí introduciremos tres ejemplos:
Open Street Map (Mapeo colaborativo). De este proyecto ya se ha hecho referencias anteriormente, pero en esta ocasión se discute cómo un usuario consumidor puede pasar a ser contribuidor. Los miembros de la comunidad OSM utilizan dispositivos GPS para generar datos y digitalizar datos espaciales a partir de imágenes aéreas. También verifican los datos derivados in situ. Además de utilizarse en numerosas aplicaciones, el mapa mundial gratuito desempeña un importante papel en los casos de catástrofe. En el gestor de tareas de OSM se definen las tareas cartográficas y la comunidad trabaja en ellas. Esto ayuda a los proyectos de respuesta a catástrofes y de desarrollo a obtener mapas actualizados de las zonas de interés. Este artículo “Los mapas de código abierto que hacen posible los rescates en Nepal” muestra uno de los muchos ejemplos en los que se ha utilizado OSM.
FixMyStreet. Esta aplicación británica (Figura 8.6) ofrece una interfaz a la institución gubernamental responsable para informar de los daños en las carreteras y hacer que se reparen. Esta plataforma, que se ha hecho popular gracias a la colaboración con un diario, cuenta con unos 3.000 informes semanales. FixMyStreet es algo más que una plataforma de notificación de carreteras dañadas, ya que muchas publicaciones son motivo de debate sobre la ordenación del territorio y la eficacia de las autoridades locales.

- eBird (Ciencia ciudadana). Algunos países tienen una tradición de recuento público de aves. En Gran Bretaña, más de 100.000 personas participan en el recuento anual de aves. El portal en línea eBird ofrece la posibilidad de informar de los avistamientos durante todo el año (no dude en registrarse si está interesado en saber más). El objetivo es crear un amplio conjunto de datos de observación de aves en todo el mundo. A partir de estos valiosos conjuntos de datos pueden obtenerse mapas de distribución de las especies y patrones espaciotemporales. Un concepto muy similar se utiliza para el inventario zoológico y la creación de mapas de distribución de especies en Suiza.
Todos estos ejemplos se basan en el trabajo voluntario. Básicamente, todo el mundo puede participar en proyectos comunitarios. Los SIG y la GeoWeb ofrecen nuevas posibilidades para que los ciudadanos participen en la ciencia ciudadana y los procesos sociales. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los resultados obtenidos a partir de datos de origen colectivo no son en sí mismos representativos de la población en general. Lo mismo hay que decir sobre la suposición de que las publicaciones de datos abiertos y el software de código abierto conducirán a un aumento de los usuarios. La mayor parte de las veces se queda en un grupo relativamente pequeño de usuarios con conocimientos de tecnología.
El mapeo colaborativo posibilita la pluralización de las representaciones de las concepciones espaciales y de los mundos de la vida cotidiana de las personas. Si la producción de mapas hasta ahora estuvo ligada a instituciones y empresas estatales, ahora cada persona puede participar en la producción de un mapa. Así se torna cada vez más fácil también producir mapas que representan los mundos de la vida de “minorías” y que se ocupan de sus necesidades especiales. Un ejemplo es el proyecto www.wheelmap.org, un mapa en el que se marcan lugares aptos para silla de ruedas (Figura 8.7).

Los oferentes de geodatos de autoridades y de la economía privada todavía proporcionan una gran parte de los geodatos para finalidades de análisis. Particularmente en el área de las actividades cotidianas (como por ejemplo, hacer compras) cada vez más son reemplazados por comunidades online y proyectos de Mapping colaborativo que ponen a disposición geoinformación generada por usuarios.
El empleo de los usuarios como Prosumidores permite el crowdsourcing (Howe 2006) del proceso de producción y posibilita una reducción de costos en la producción de servicios de geoinformación. Desde la perspectiva de los oferentes tradicionales de geodatos, este tipo de la geoinformación crowdsourced también se llama Volunteered Geographic Information (VGI), porque los usuarios son considerados como “personas con cargo honorario” en el proceso de producción. Goodchild (2007) muestra la relación controvertida entre estos dos lados en la producción de geodatos, ya que muestra que los productores expertos de información georreferenciada se ven reemplazados por usuarios aficionados que empiezan a producir información que, aunque carece de la estructura rígida de las bases de datos establecidas, es útil y de fácil acceso y entendimiento.
Goodchild, más que todo, expresa sus preocupaciones respecto a VGI por parte de los oferentes de geodatos de autoridades que no tienen mucha confianza en el método de ‘crowdsourcing’. Las exigencias cualitativas para geodatos en el ámbito público son muy altas. La estimación de la calidad y fiabilidad de los geodatos de tipo crowdsourced en cambio es muy complicada. Los gobiernos gastan millones para construir una base de datos amplia para tareas civiles y militares. Las actualizaciones frecuentes son necesarias pero costosas y de alto gasto. Por lo tanto, una limitación “natural” de los conjuntos de geodatos en componentes esenciales para la propia solución de tareas es muy lógica. Según Goodchild (2007), por esto solamente una fracción pequeña de todo conocimiento humano sobre nuestro planeta alcanza a llegar a las bases de datos de las autoridades y de la economía privada. VGI es considerado una salida para ampliar esta selección.

Adicionalmente, VGI pronto fue reconocido como nueva fuente de datos para el análisis espacial de las actividades de los usuarios. Los contribuidores dejan huellas digitales desde las cuales con la caja de herramientas de la geoinformática pueden ser extraídos los patrones de comportamiento relacionados al espacio, las opiniones, actitudes y necesidades (De Smith, Goodchild, y Longley 2007; Fischer y Getis 2010). De esto se pueden ganar conocimientos valiosos para el Geomarketing, el turismo y la investigación de consumo [Girardin et al. (2008); Hollenstein y Purves (2010); Jankowski et al. (2010); @ ;Rush y Kwan (2011)].
En el capítulo “La aparición de redes ciudadanas voluntarias para eludir las restricciones en el intercambio de datos sanitarios urbanos durante las pandemias” del libro, Surveying the Covid-19 Pandemic and its Implications, Allam (2020) discute sobre las implicaciones en beneficio y en contra de las redes de VGI; y describe cómo la gente, que antes se resistía enérgicamente a compartir datos, lo hace de muy buena gana en tiempos de emergencia.
Para más información:
8.2.3 Aspectos jurídicos y éticos
Debido al auge de la información geográfica, más allá de las fronteras de la Geoinformática clásica, existen implicaciones y temas completamente nuevos para los individuos y la sociedad en su conjunto. Volvamos a los smartphones de los que se ha hablado anteriormente de esta lección. Lo más probable es que tengas un smartphone. Es de suponer que primero compraste uno para que te llamaran o contactaran a través de algún servicio de mensajería. Hacer fotos y compartirlas en las redes sociales o consultar el significado de una estatua en la Wikipedia son sólo dos de las ventajas diarias de estar “en línea”. Para casi ninguno de estos servicios hay que pagar (excepto la factura del teléfono). Al menos, no con dinero. Pagas con tu rastro digital a lo largo de tus rutinas diarias. Y aquí es precisamente donde surgen cuestiones serias, legales y éticas:
- ¿A quién pertenece mi rastro digital?
- ¿Puedo acceder a los datos que creo activa y pasivamente?
- ¿Puedo controlar lo que ocurre con mis datos?
- ¿Tengo derecho a saber quién utiliza mis datos y con qué finalidad?
- ¿Influye en mi comportamiento el hecho de saber que mis datos están almacenados?
Muchos de estos aspectos no han sido debatidos públicamente ni aclarados jurídicamente por los tribunales. Y aún más, ¡no son muchos los usuarios que se plantean este tipo de preguntas!
La imagen en la Figura 8.9 es una captura extraída de un donde se señala el tema de forma bastante drástica. Piense en ello en el contexto de la Geoinformática. ¿Cuántos de los datos digitales en la sombra son espaciales? En los próximos años, será tarea de la comunidad geoinformática iniciar un debate público sobre la revolución digital y crear aportaciones significativas a este proceso.
Para más información:
- En el sitio web del proyecto GIS Professional Ethics se pueden encontrar algunos estudios de casos relevantes para leer.
- Heather Savory escribió un artículo sobre el imperativo de crear confianza pública para el uso ético de los datos en Geospatial World.
- La Asociación de Sistemas de Información Urbana y Regional (URISA, siglas en inglés) publicó un Código de Ética de los SIG en 2003.
- El artículo publicado por el Centro para la democracia y la tecnología de 2011 ofrece una visión de la diferente percepción de la privacidad entre Europa y Estados Unidos. “Lo reconozco cuando lo veo”
8.2.4 SIG y Realidad
Los sistemas de información geográfica sólo pueden mostrar un modelo del mundo real. Esto conduce a la abstracción, la generalización y la selección de datos. Además, no se puede descartar que haya errores en la base de datos o en los algoritmos. Las tareas de optimización se llevan a cabo dentro de un marco estrecho y racional. La comunicación humana y los procesos de decisión no siempre tienen lugar en un entorno tan definido. Pensemos, por ejemplo, en la búsqueda de un emplazamiento para los residuos radiactivos.
El contexto social desempeña un papel importante en la toma de decisiones. Influye en el diseño del software, en la selección de los datos y en la visualización y presentación de los resultados. Para la mayoría de los usuarios, el software es como una caja negra. La verdad es que es el resultado de muchos programadores y, por tanto, del trabajo de personas. Estos actores “invisibles” tienen un impacto importante no sólo en el trabajo diario de los expertos en geoinformática, sino también en el de sus usuarios no profesionales.
Es posible que haya escuchado o utilizado esta frase:” ArcGIS no me permite hacer esto...”. Por supuesto, no es el propio software el que le impide hacer algo. Son los programadores los que, o bien no conocían la característica requerida, o bien alguna razón les impidió implementar su funcionalidad. Este ejemplo pone de manifiesto que no sólo la sociedad influye en la tecnología, sino también al revés. La tecnología siempre refleja los valores de una sociedad.
Cómo la sociedad influye en el software y cómo éste influye en la realidad puede verse en el debate sobre los coches autónomos. En este caso, un programador tiene que prever todas las posibles situaciones que puede “experimentar” un coche y encontrar reglas de decisión para resolverlas. El Proyecto Máquina Moral del MIT describe claramente este dilema, como se muestra en la Figura 8.10.

Para leer y mirar más:
- Código ético para la geoinformática
- Consideraciones éticas al utilizar las tecnologías geoespaciales para la generación de pruebas
- Blog sobre las diferencias entre Estados Unidos y Europa en materia de privacidad y datos
- Ethics and Information Technology una revista sobre este tema
- ‘Geotagging and the city’ - Entender el uso de las aplicaciones de localización social en el espacio urbano.
- Vídeo (14:30) Los SIG, el sistema nervioso inteligente - Jack Dangermond en la conferencia de usuarios de ESRI 2019.